LA HORA DEL CUENTACUENTOS

¿Tienen los niños y niñas suficientes espacios para interactuar con la lectura por placer?

  Para la mayoría de los niños y niñas la biblioteca escolar es un territorio donde prevalece la obligatoriedad por sobre el placer a la lectura. Y  en los hogares el cuento no es tan distinto.

  Entonces, ¿qué sucede con los niños y niñas, que, por diversos motivos, no encuentran ese acercamiento a los libros a través de sus padres? ¿Qué hacen los estudiantes que desean leer más allá de la obligatoriedad impuesta en el plan lector y no pueden acceder a otros libros en sus bibliotecas escolares?

LEER POR PLACER

  Una biblioteca comunitaria puede ser ese lugar tan necesario, pero casi inexistente, donde los niños y niñas descubran que la lectura puede ser un viaje repleto de profundidades y aventuras. Ser ese espacio de interacción en torno a los libros en libertad. Cercano y accesible, a solo unas puertas de sus hogares.

  Ante esta premisa, emerge un puente con cimientos literarios, el nacimiento de un escenario para la escucha de narraciones: La Hora del Cuentacuentos. Su objetivo, propiciar un dialogo reflexivo en torno a las historias escritas en papel.

LA HORA DEL CUENTACUENTOS

  Es una actividad cultural que nació en nuestra biblioteca con la intención de generar ese espacio de encuentro en la comunidad. Brinda una instancia para relacionarnos en un ambiente de lectura. Se nutre de la intensidad que provoca en los más pequeños, y en la familia en general, compartir la alegría, la comunicación, la curiosidad y la libertad de ser cuando nos leen historias en voz alta.

  En cada nueva jornada de la Hora del CuentaCuentos, los niños y niñas se encuentran como si fueran los nuevos mejores amigos, aunque sean desconocidos. Leen, comparten y participan junto a sus familias. En ese momento, el barrio se vive en la biblioteca. Todos leen a la espera que les lean.

  Empoderados de la palabra, todo comentario es válido como expresión de su mundo interior. Los adultos, a su vez, son cómplices y testigos de los muchos finales posibles que se otorgan al cuento. Incluso, más de alguno se transporta a la niñez, conectados con sus hijos e hijas en la calma de la lectura bajo el damasco.

  El tiempo pasa y La Hora del CuentaCuentos dura más que los sesenta click del minutero en el reloj.